Bueno ya muy saben ustedes cómo me siento con respecto a los juegos que son del diablo, me encantan. Y Vampire Hunters es, a groso modo, un juego del diablo donde peleas contra todo tipo de demonios y seres del inframundo y te tiras a balazos con ellos.
Pero el chiste de Vampire Hunters y la razón por la que es tan increíblemente encantador no es ni el qué, ni el por qué, sino el cómo. Ojo, no confundir este juego Vampire Hunters con Vampire Survivors, tienen una premisa similar y salieron casi al mismo tiempo y no hay plagio, se los juro.
Vampire Hunters es un rogue-like en primera persona, que mezcla los principios de supervivencia, es decir, ir incrementando tus poderes y estadísticas poco a poco hasta poder concluir un nivel, con los fundamentos de un FPS, un frenesí de apuntar y disparar.
Lo que sabes, cuando entras al juego es que tienes diferentes stages, en cada nivel tienes que ir de punto A hacia el punto B. Eres un cazador de vampiros, que no se resume sólo a vampiros sino a todo tipo de demonios y tienes que destruirlos a todos parejo.
En otras palabras…
Una premisa simple, una premisa que no necesita mucho más para hacerse divertida que cumplir lo suficientemente bien con sus mecánicas predichas. Después de todo matar vampiros, como concepto, ya es divertido.
Pero el juego no solo entrega con su premiso y sino que da un giro de tuerca y seguro te sorprende.
Cuando iniciar parece ser sólo eso, un rogue-like en primera persona. Vas caminando y disparando hasta que logras tumbar suficientes bichos, recoges sus moneditas y subes de nivel.
Entonces te dan la oportunidad de que recojas una segunda arma. Luego te das cuenta de que puedes agarrar otra. Y luego otra. Y luego puedes añadir brazos mecánicos de armas secundarias y otros dos brazos espirituales de familiares que son espíritus que te prestan su magia.
Eventualmente acabas armado hasta los dientes como un personaje exageradísimo de anime, con cinco pistolas en cada mano, dos brazos mecánicos y dos familiares mágicos que técnicamente son dos brazos más, pero con brujería.
Eventualmente acabas con un para nada sobrecompensado arsenal de 14 armas de uso simultáneo. 14 armas entre las que puedes escoger los tres tipos que mencioné principal, secundaria y mágica.
En total, hay 18 tipos de armas principales, 4 tipos de armas secundarias y 5 tipos de armas mágicas. Por lo que puedes jugar con más de 14 mil combinaciones diferentes. Eso sin contar las constelaciones y el equipo que te puedes montar encima.
Una maldita salvajada.
Este es un juego sumamente repetitivo, pero la repetición no es mala si se hace entretenida. Y vaya que este juego es entretenidísimo. En cada partida se te ocurren combinaciones nuevas. Te aparecen armas aleatorias, pruebas algunas nuevas y cada una de ellas hace cosas distintas.
Las armas secundarias pueden ser explosivas, pero también pueden ofrecer un valiosísimo ataque en melee a corta distancia que suele hacer muchísimo daño en un área amplia, algo muy útil si te ves superado por la cantidad de enemigos. Que créeme, te pasará.
Las armas mágicas pueden ser potenciante, pueden ser de distancia media, corta o de daño tóxico. Y al combinarlas apropiadamente con las armas principales, puedes obtener builds exageradamente poderosas.
Hay armas principales, como el rifle Sniper, que son precisas y punzantes, es decir hacen daño a múltiples enemigos en una fila pero no los empujan, es decir que si no los mata pueden seguir caminando hacia a ti.
Hay otras, que hacen una miseria de daño, como el Agua Bendita, pero que empujan al enemigo poniendo una línea de resistencia entre tu y tus enemigos.
Ahora, combina esas dos armas y obtienes las dos, un rifle que hace daño masivo pero no empuja y una manguera que apenas hace daño pero mantiene lejos a los enemigos, permitiéndote dispararles más veces.
Lo siguiente es aplicar esa lógica con otras 12 armas. Solamente hablé de dos. Y el juego te deja llevar 7 de cada lado. Es una maldita salvajada y me encanta.
El combate ya es frenético y muy violento, pero además puedes presionar un botón de dash que aumentará tu velocidad y salto haciéndote una máquina imparable.
Y eso no es lo único.
En el juego lucharás contra una cantidad ridícula de enemigos, un montonal. Y a pesar de llevar muchas combinaciones no siempre saldrás victorioso, ganar es realmente duro y ahí es donde entra el aspecto rogue-like del juego.
Cada que pierdas ganarás puntos que podrás utilizar para aumentar tus habilidades y porcentajes.
Cada que vuelves a iniciar un nivel, ya no eres el mismo. La sensación de progresión es increíble, la variedad de enemigos es perfecta, cada uno tiene su truco y se ven geniales. Algunos te recuerdan a Doom porque literalmente son idénticos.
El juego tiene una estética como de juego de PC viejito. Es literalmente impecable en su apartado visual, si te gusta este estilo.
La música del juego es otro punto fuerte, toda está divertida y no se hacen tan repetitivas porque varían bastante aunque los niveles son largos. Cada stage tiene su rolita y en el otro modo de juego hay varias canciones y hasta puedes escoger con cual iniciar,
Ah si, porque no les he dicho.
Vampire Hunters tiene dos modos de juego. El modo clásico donde tendrás que atravesar el nivel a balazos, recogiendo monedas y material que puedes luego utilizar para comprar armas y equipo.
Y el modo Survivors. Mi modo favorito. En el menú principal puedes alternar entre ambos modos.
No sé que tienen los rogue likes, que me arrastran siempre. Me parece que quizás es esa sensación constante de avanzar un poquito más alla es la que me hace querer intentarlo e intentarlo de nuevo. Se siente como entrenar hasta lograr.
Mientras que en el modo clásico conforme atraviesas el nivel vas topando enemigos. En el modo Survivor, deberás luchar contra la horda. Y vaya horda. Estoy hablando de cientos de enemigos en pantalla que te superaran si te descuidas en un dos por tres. Afortunadamente los desarrolladores nos entienden y el disparo se vuelve automático.
El juego además tiene múltiples jefes, algunos muy simples, pues implican cierta dificultad porque son grandotes y te persiguen a trancazos o por el contrario son pequeños te disparar de lejos y huyen de ti. Pero hay otros que, bueno, ni tiene caso spoilearlo. Te meterán en serios problemas.
En fin, este juego es otro de esos casos de “juega y verás”. Ni historia, ni nombres, ni lore. El poco de información lo agarras de escritos y registros en la misma biblioteca de colecciones del juego, pero ya. Equis.
A nadie le importa porque lo que importa es que ese gameplay es una maldita pasada. El juego es frenético, desesperante. Te emocionas, te enojas y sigues adelante. No te da cuartel, te mira y te dice: » dale pues perro, no que muy lion a ver, gáname. «
Y cuando por fin lo haces la satisfacción que te deja es incomparable.
Que buen juego. Está increíble de divertido, lo jugué por horas seguidas e incluso teniendo ya suficiente material para esta reseña lo seguí jugando por el simple hecho de jugarlo. Intenté sacar unas capturas de pantalla del modo horda. Y me clavé jugando por hora y media.
Actualmente estoy posicionado cerquita de los mejores 100 jugadores de esta madre.
Lo recomiendo ampliamente. Pueden conseguirlo en Steam, ahorita está de descuento, obvio es un juego indie y créanme que vale la pena apoyarlo. Me divertí mas con esta juego que con la campaña del Call of Duty 3.