RUNGORE: Sangriento, estúpido y j*didamente épico.

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La última vez que hice tantísimo coraje jugando un jueguito de cartas fue cuando jugué Darkest Dungeon. Y el juego indie que jugé esta vez, para darles una primera impresión: Rungore, claramente tiene una inspiración similar por ahí. Las bases son las mismas, fantasía oscura, cartas, violencia y una dificultad que a veces no perdona.

Rungore tiene un estilo que a mi me parece divertidísimo, una remembranza de las épocas de Newgrounds con una animación muy caricaturizada y colorida pero con unos tintes verdes y grotescos que lo convierten en el juego ideal para mi. Soy gamer que creció entre los jueguitos tipo Flash.

Tripas, risas y espadazos.

Una vez inicias a jugar, Rungore te da la bienvenida con un frenesí, su estilo en conjunto con su ambientación te advierten de inmediato de lo que está por venir. La música, su aspecto y sus personajes, cada detalle del juego es un escalón que construye su personalidad.

Hasta los tutoriales están divertidos porque son simples y el encanto del personaje que te los enseña. Es un bicharraco que es como un pergamino con ojos que te enseña cosas y que tiene una profunda sed de sangre.

Todo el juego es así, una locura tras otra que no tienen que tener sentido porque en realidad se enfoca en estar bueno.

Hay tintes de combate por turnos, aunque atacas en automático, puedes escoger que cartas y ataques realizar. Y aparte hay tintes de rogue-like pues vas añadiendo objetos a las partidas y batallas.

Cuando juegas, juegas de manera rápida y reactiva.

Desde la activación de las cartas que a duras penas y tienen animación tras ellas , ( esto porque el personaje prioriza el ataque) hasta le hecho de que el personaje recorre los calabozos corriendo agresivamente hacia a su siguiente objetivo. Todo está metiéndole nitro desde la primera pedaleada.

Los personajes son variados y cada uno de ellos tiene cartas especiales y equipo único. Decidir como usarlos, desde su orden hasta sus habilidades son esenciales para adaptar tu estilo de juego y ajustarte a los niveles más desafiantes.

Hablando de los stages llevan el mismo estilo y los enemigos están imbuidos con la misma esencia. Muy de acorde a los niveles en los que están y muy graciosos. Al fin y al cabo, el juego no pretende tomarse demasiado en serio. Divertido, frenético, violento, chistoso y con un montón de personalidad. Eso es Rungore.

Por ejemplo, cuando mueres, te aparecen mensajes que recuerdan al Dark Souls porque dicen cosas como: Te han matado o Has muerto. Lo vez por primera vez, entiendes la referencia y te ríes. Pero de repente te matan y en vez de esos mensajes, pasa algo distinto, esta vez te llega uno que dice: Este maldito juego apesta o La madre que te parió y te vuelves a reir.

Es decir, el juego no cae en la parodia y ya. Primero parodia, deconstruye, sorprende y te ríes. Y pasa una y otra vez. Esos momentos tan raros casi bizarros pero graciosos quizá forman parte de lo mejor del juego.

Duro de no morir.

Habiendo dicho eso, el juego mismo cumple con su tarea de ser desafiante. No todo es risas y diversión y el juego puede ser frenético y rápido pero requiere de estrategia y pensamiento, porque su dificultad no permite que dejes cosas a la deriva.

Administrar tus cartas, tu salud, tus pociones y cada efecto que puedas echarte encima es sumamente importante. Y así, se perfecciona la fórmula.

Rungore es genial, se juega genial, se ve genial y aunque en ocasiones puede ser frustrante lo recompensa con un estilo muy único y divertido.

El juego tiene un nicho, claro, no me parece que a cualquiera le gustaría pero definitivamente tiene mucho que ofrecer. Recomendaría jugarlo con paciencia y la mente muy abierta, seguramente acaba dándote una sorpresa.

Mi primera impresión fue buena pero a decir verdad, sólo decir bueno es corto. El juego se pone cada vez mejor.


El Rubensan

Vago por profesión, reseñista por afición, jugando desde que nací y desde entonces soy pésimo. Me encanta escribir sobre videojuegos y sobre todo lo que me hace un teto.
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